un equipo de investigadores de la Universidad de Stanford (EE.UU.), liderado por el profesor Howard Chang, ha desentrañado una conexión biológica fundamental que podría revolucionar la forma en que entendemos y prevenimos estas enfermedades.
El estudio, que se publica en la revista ‘Cell‘, señala que la disparidad de género en enfermedades autoinmunes podría rastrearse hasta la diferencia más básica en la biología de los mamíferos: los cromosomas sexuales X e Y. En mamíferos, el sexo biológico se determina por la presencia de dos cromosomas X en las células femeninas y un cromosoma X y un Y en las células masculinas.
Los investigadores, mediante ingeniería genética en ratones, demostraron que la activación de Xist en ratones machos susceptibles a enfermedades autoinmunes resultaba en la aparición de autoinmunidad, similar a la observada en las hembras. Sin embargo, la activación de Xist por sí sola no fue suficiente en ratones machos resistentes a estas enfermedades, subrayando la complejidad genética involucrada en el desarrollo de la autoinmunidad.
Este hallazgo proporciona un entendimiento más profundo de los mecanismos detrás de las enfermedades autoinmunes y allana el camino para posibles métodos de predicción y prevención más efectivos. Además, los autoanticuerpos asociados a Xist podrían convertirse en marcadores potenciales para identificar trastornos autoinmunes antes de que aparezcan los síntomas, marcando un hito en la investigación médica.