Por qué las vacunas de ARN pueden pararle los pies a los virus

La irrupción del SARS-CoV-2 amenazando la salud de todo el planeta ha dado lugar a una revolución médica y biotecnológica en la búsqueda de soluciones farmacológicas y vacunas. En los tiempos en los que vivimos, debería haber quedado ya claro que la estrategia más efectiva contra enfermedades infecciosas es la vacunación, pero parece que aún causa demasiados recelos.

Las vacunas de ARNm son muy simples, contienen el ARNm de una parte del genoma del virus que producirá la proteína contra la que se quiere conseguir la respuesta inmunitaria. Este ARNm se introduce en una estructura parecida a la de la membrana de las células y a los liposomas que se usan en cosmética pero de tamaño reducido. Y nada más.

Una vez inoculado, el ARNm contenido en estas estructuras se introduce dentro de las células del músculo y éstas comienzan a producir la proteína del virus. Nuestras células se comportan como si estuviesen infectadas por el virus y producen la misma proteína que el virus produciría en su interior. Y provoca la reacción del sistema inmune.

Por tanto, con las vacunas de ARNm, de una forma muy sencilla, se consigue activar todo el sistema inmunitario pero sin sufrir la infección por virus. Posiblemente eso ha hecho que su eficacia sea muy alta sin mostrar ningún efecto secundario. De hecho, llevan siendo estudiadas y mejoradas desde hace treinta años. Y han dado resultados muy prometedores contra la gripe, el zika o la rabia.

 

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