Cómo aplicar la inteligencia artificial a la lucha contra el cáncer y las dolencias cardiovasculares

Las unidades de procesamiento de gráficos que desde hace más de 20 años son responsables de crear gráficos en tres dimensiones cada vez más realistas en nuestros ordenadores y teléfonos móviles pueden ser reeducadas para convertirse en efectivos detectores de marcas visuales de cáncer. Este tipo de aplicaciones están ya en un estado de madurez que las hace igual o más efectivas que el ojo humanos para hacer cosas asombrosas, por ejemplo analizar las imágenes por escáner de los pacientes y determinar la dosis exacta de radiación que deben recibir. Esto permite reducir la cantidad de efectos secundarios del tratamiento, algo especialmente útil cuando hay riesgo de dañar órganos delicadísimos como el nervio óptico.

“La idea de usar las matemáticas contra el cáncer es no tratar de validar una hipótesis a priori, sino encontrar cosas que los humanos ni siquiera habíamos podido ver en los datos y que tal vez pueden explicar el éxito o fracaso de un tratamiento”, explica el matemático griego Nikos Paragios, que se dedica a la mejora del diagnóstico y el tratamiento de los tumores aplicando inteligencia artificial en la Universidad de París-Saclay.

Aunque aún están en desarrollo, este tipo de sistemas pueden optimizar los recursos públicos (cada tratamiento puede llegar a costar 100.000 euros) y evitar muertes, dice Paragios. “Uno de cada cinco pacientes no solo no responde a la inmunoterapia, sino que se ve afectado por ella y puede morir. Lo que hemos visto es que este enfoque puede mejorar la efectividad de los tratamientos entre el 20% y el 60%. Es un estudio pequeño, pero hay esperanza de que estos métodos puedan cambiar la forma de hacer medicina en este campo”, resalta el matemático. El objetivo es que estas aplicaciones de la inteligencia artificial sirvan para clasificar pacientes, diagnosticar tumores y elegir el mejor tratamiento en función del perfil genético de cada persona, es decir, contribuir a la medicina de precisión.

https://elpais.com/elpais/2019/11/25/ciencia/1574706041_209646.html