El estudio, publicado en la revista «The Lancet», muestra cómo una terapia antirretroviral inyectable de acción prolongada con dos fármacos –‘cabotegravir’ y ‘rilpivirina’– y administrada cada cuatro u ocho semanas es tan efectiva como la dosis oral diaria con estos medicamentos a la hora de mantener la supresión viral en pacientes con VIH.
Como explica David Margolis, co-director de la investigación, «la adherencia a la medicación sigue siendo un importante reto en el tratamiento del VIH. La terapia antirretroviral inyectable de larga duración puede ofrecer a los pacientes una estrategia más conveniente para manejar su infección al evitar la toma de dosis orales y la necesidad de almacenar y portar sus medicaciones mientras siguen viviendo sus vidas».
Sin embargo, es posible que este nuevo tratamiento no sea eficaz para todos los pacientes. Y es que todos los participantes en el LATTE-2, tal y como establecían los criterios de inclusión, tenían que tener un recuento de linfocitos CD4+ de al menos 200 células por milímetro cúbico, lo que, como reconocen los propios autores, «no representa necesariamente a la población global que convive con el VIH. Necesitamos más estudios con grupos de pacientes más diversos».