El anticoagulante más utilizado en el mundo es la heparina, se emplea durante procedimientos que van desde la diálisis renal hasta la cirugía a corazón abierto. Hasta ahora, la heparina siempre ha derivado de los intestinos de los cerdos, pero científicos del Instituto Politécnico Rensselaer (RPI) de Estados Unidos han descubierto cómo producirla en un laboratorio. También han desarrollado un camino hacia un proceso de biofabricación que potencialmente podría revolucionar la forma en que el mundo obtiene el suministro de este medicamento crucial.
Con su proceso patentado, detallado en un estudio publicado en la revista PNAS que recoge Europa Press, los investigadores ya están trabajando con la FDA y han iniciado una ampliación que conduce a la producción comercial. “En los últimos años, con problemas de enfermedades y contaminación que interrumpen la cadena de suministro global de heparina porcina y potencialmente ponen en riesgo a millones de pacientes, está claro que necesitamos diversificar la forma en que fabricamos este medicamento“, afirma Jonathan Dordick, profesor del Instituto de Ingeniería Química y Biológica.
“Si bien el estudio actual describe la producción de heparina a escala de laboratorio, también estamos avanzando hacia un proceso a escala comercial, que proporcione la misma heparina de alta calidad, para generar el fármaco para estudios clínicos”, concluye Robert Linhardt profesor emérito de Biocatálisis e Ingeniería Metabólica de Constellation en RPI y coautor del estudio.