Microbiota, llave para detectar el riesgo de diabetes, brotes en la EII y parto prematuro

El Proyecto del Microbioma Humano (HMP) nació hace una década, impulsado por los Institutos Nacionales de Salud estadounidenses, para caracterizar a la población microbiana que habita en nuestro organismo (microbiota), así como sus genomas (microbioma), además de determinar cómo impactan en la salud y en el desarrollo de las enfermedades. En una segunda fase del proyecto (denominada iHMP), se integraron bases de datos del microbioma con las de determinadas cohortes de individuos. De esta forma, se ha ensanchado el conocimiento sobre la relación del microbioma intestinal con la enfermedad inflamatoria intestinal y el riesgo de la diabetes tipo 2 y la de la microbiota vaginal con el parto prematuro, según se publica esta semana en dos estudios en Nature y uno en Nature Medicine.

En uno de los trabajos de Nature, los investigadores de la Facultad de Salud Pública T.H. Chan de Harvard y del Instituto Broad del MIT se han centrado en las alteraciones de la microbiota en la enfermedad inflamatoria intestinal (EII), registradas con ayuda de herramientas biotecnológicas que efectuaron un estudio multiómico (transcriptoma, metaboloma, proteoma y microbioma) a lo largo de un año. Así estudiaron a 132 personas con EII (enfermedad de Crohn y colitis ulcerosa), junto a voluntarios sanos que sirvieron de controles. Analizaron muestras de heces cada dos semanas, y también recabaron análisis de sangre y biopsias de colon. Los resultados confirmaron hallazgos previos, como la disbiosis durante la enfermedad, con pérdida específica de bacterias “antinflamatorias” y ganancia de las “proinflamatorias”.

Finalmente, otra de las cohortes estudiadas en relación a la microbiota fueron las gestantes. Los resultados de ese estudio aparecen en Nature Medicine. El estudio, coordinado por Gregory Buck, del Departamento de Microbiología e Inmunología de la Universidad Virginia Commonwealth, en Richmond, analizó a 1.527 mujeres durante el embarazo, y reveló cambios en el microbioma vaginal que se asociaron al riesgo de nacimientos prematuros (menos de 37 semanas de gestación), en especial en mujeres de ascendencia afroamericana. Uno de los datos que se extraen del estudio es que las mujeres que tuvieron un parto prematuro presentaban niveles más bajos de Lactobacillus crispatus – lactobacilo del que ya se había conocido su papel protector en el embarazo, apostilla a DM Teresa Requena-, comparados con aquellas que tenían embarazos a término.

 

Microbiota, llave para detectar el riesgo de diabetes, brotes en la EII y parto prematuro