Gracias a la ciencia, una vez más, un grupo de investigadores de EEUU han producido las primeras hormigas modificadas genéticamente.
Los investigadores han alterado un gen vinculado con el olfato de los insectos. Lo han hecho empleando la técnica CRISPR, un sistema de modificación genética que ha revolucionado la biología en los últimos tres años. Han apostado por los receptores olfativos, a sabiendas de la importancia que tiene ese sentido por la sociabilidad.
“Lo más destacado del trabajo es el hito de modificar una especie social”, comenta Xavier Bellés, entomólogo del Institut de Biologia Evolutiva (IBE) de Barcelona, no implicado en el trabajo. “Los cambios en la sociabilidad no me sorprenden -añade-. Sin embargo, es muy interesante que la misma organización anatómica del cerebro se vea perturbada”, añade.