Alexander Fleming ya lo dijo en su discurso de aceptación del premio Nobel: “No es difícil producir microbios resistentes a la penicilina… podría venir un tiempo en que la penicilina pueda ser comprada por cualquier persona en una tienda, entonces, existirá el peligro de que la gente se autoadministre dosis bajas y exponga a los microbios a cantidades no letales de este fármaco, que los vuelvan resistentes”.
Ese temido día ha llegado, y Fukuda, subdirector de la OMS para Seguridad Sanitaria, aseguraba en 2012: “Si no tomamos medidas importantes para mejorar la prevención de las infecciones y no cambiamos nuestra forma de producir, prescribir y utilizar los antibióticos, el mundo sufrirá una pérdida progresiva de estos bienes de salud pública mundial cuyas repercusiones serán devastadoras”.
Ahora la ciencia tiene que buscar nuevas soluciones para combatir esta situación en la que nos encontramos.
El investigador William Fenical (Investigador en Scripps Institution of Oceanography) lleva años buscando microorganismos marinos que puedan servir para la fabricación de medicinas, y así tener una alternativa válida para solucionar este problema.
Fenical afirma que “en 2030 morirá más gente por enfermedades infecciosas que por cáncer”, lo que da idea de la urgencia de sus investigaciones. La clave para que esto no ocurra es conseguir que la industria farmacéutica invierta en la producción de nuevos antibióticos, lo que vuelve a llevar el debate de la salud mundial al siempre resbaladizo terreno de la rentabilidad económica. Ojalá los que tienen capacidad de decidir escuchen voces coherentes, como la de Fenical. La vida de millones de personas depende de ello…»
http://one.elpais.com/los-antibioticos-del-futuro-estan-escondidos-fondo-del-mar/