Esta nueva terapia que se administra cada tres meses podría disminuir las tasas de abandono de la medicación por parte de los enfermos , a la vez que reducirían las crisis.
La novedad «reside en que este antipsicótico se ha reformulado para administrarse ahora en inyección de forma trimestral. Tiene una tolerabilidad buena y ayudará a elevar la adherencia de los pacientes», apunta Miquel Bernardo, director de la Unidad de Esquizofrenia del Hospital Clínic de Barcelona.
Una baja adhesión al tratamiento «puede proceder en primer lugar de la ausencia de conciencia de enfermedad que suele caracterizar al trastorno –el paciente no considera o no reconoce que está enfermo, por lo tanto rechaza el tratamiento o se muestra ambivalente hacia la toma de medicación– especialmente en las fases agudas. Una vez instaurado el tratamiento otros factores que pueden intervenir son: la experiencia de efectos colaterales indeseados, dificultad para entender la importancia y la necesidad de la toma diaria de la medicación, desmotivación del paciente o desconfianza hacia el médico o el equipo terapéutico –se altera lo que llamamos la alianza terapéutica–», detalla Felipe Ortuño Sánchez-Pedreño, codirector del Departamento de Psiquiatría y Psicología Médica de la Clínica Universitaria de Navarra.