Las células que dan integridad a la piel, los fibroblastos, se transforman con la edad y se empiezan a comportar como células grasas, según una investigación que ha descubierto un proceso de envejecimiento hasta ahora desconocido.
El trabajo, liderado por el Institut de Recerca Biomèdica (IRB) de Barcelona y el Centre de Regulació Genòmica (CRG), abre la vía a estudiar si este proceso de envejecimiento se da también en otros órganos. “Tenemos fibroblastos en todo el cuerpo; es posible que envejezcan de manera parecida en diferentes tejidos”, apunta Salvador Aznar-Benitah, investigador Icrea en el IRB y codirector del estudio.
La investigación se ha basado en comparar la actividad de los fibroblastos en ratones jóvenes y mayores. Según los resultados, con la edad los fibroblastos pierden su capacidad de producir las moléculas que dan integridad a la piel. Por el contrario, adquieren características de las células grasas. La metamorfosis de los fibroblastos, añade el investigador, “podría explicar por qué a medida que envejecemos tendemos a acumular grasa; tal vez es porque tenemos en el cuerpo más células de tipo graso, aunque es una hipótesis que aún no hemos investigado”.