Una de las últimas revoluciones es la progresiva incorporación de la bioinformática como disciplina de interés en los comités de tumores, con el fin de profundizar y valorar los datos disponibles para ofrecer la mejor solución terapéutica al paciente.
La adaptación de los hospitales a la era digital, sumada a la aparición de nuevas técnicas diagnósticas, han conducido a que el big data se instaure completamente en el sector oncológico.
Tal como explica Alfredo Carrato, coordinador científico del Simposio y jefe de Servicio de Oncología Médica del Hospital Universitario Ramón y Cajal, “gracias a la informatización de los hospitales disponemos de una ingente base de datos clínicos y moleculares; su adecuado análisis y procesamiento bioinformático permitirá una aproximación diagnóstica más precisa y un mejor conocimiento de la biología tumoral y de los resultados de las distintas estrategias de tratamiento, así como conocer resultados de tratamiento de tumores raros y las áreas de mejora para una mejor planificación sanitaria”. A su juicio, supone una oportunidad, en definitiva, para poder ofrecer la mejor solución al paciente, y así mejorar también el pronóstico y la mortalidad del cáncer.